martes, 14 de octubre de 2008

¿Las leyes del DF son como pastelitos envenenados?


El sábado pasado, durante una reunión con mis amigos con motivo de mi cumpleaños, uno de ellos me preguntó: ¿qué te parece la ley que castiga a una persona por fumar en un restaurante o un bar? ¿te parece que los derechos de quien no fuma son más valiosos que los derechos de quien sí fuma?

Antes de que le contestara, ya que yo no soy fumador, y entre los presentes había quienes sí consumen tabaco, mi amigo me hizo el favor de no comprometer mi respuesta, lanzando al aire un par de nuevas preguntas, dejando a todos con gesto de querer pensar: ¿qué te parece la ley que permite, facilita y dispone de servicios médicos públicos para que una mujer aborte por su propia voluntad? ¿son más valiosos los derechos de una mujer que se niega a ser madre, que los derechos de un bebé en formación?

Yo nada más pasé saliva, sin tener aún una respuesta a punta de lengua y le di un trago a mi Coca Cola, mis otros amigos mientras tanto se escabullían entre la música y las chelas...

Cuando creí que por fin tenía alguna palabra con la cual responderle, continuó con su lluvia de preguntas: ¿por qué en esta ciudad la ley exime de toda responsabilidad a alguien que mata a un ser humano que no puede defenderse, pero condena a la cárcel a alguien que fuma un cigarrillo en un bar?

Para ese momento, tenía yo la garganta seca y ya no había Coca Cola en mi vaso, había masticado los hielos y tenía la lengua fría, fría... buscaba respuestas que parecieran lógicas, pero nada...

Mi amigo planteó otras interrogantes, los demás ya estaban en otra habitación, me habían dejado solo con este filósofo ocasional: ¿no te parece que la Asamblea Legislativa, con su mayoría de perredistas, te ofrece leyes incongruentes con la misión fundamental del Estado? ¿acaso esos diputados quieren ser como el pastelero que decora muy bonitos sus pasteles, pero en su contenido han mezclado el veneno más cruel y poderoso? ¡Ay de aquél que coma de esos pasteles envenenados! y ¡Ay de aquél que cree que las leyes de esa Asamblea representan progreso para la ciudadanía! y por cierto... ¡ay de aquél que crea que nuestra selección de futbol es la mejor de la Concacaf! ése es otro pastelillo envenenado...

Mi amigo se sirvió jugo y un chorrito de ginebra, encendió un cigarrillo y fue a la sala con el resto del grupo, que ya no le hacía caso, para ver el juego de futbol en que México, minutos después, perdería frente a Jamaica. Yo me quedé en la cocina, intentando encontrar la Lógica de ambas leyes, pero nada...

El timbre me volvió a la realidad, un empleado de Sanborns me traía mi pastel de cumpleaños.




2 comentarios:

  1. Lo que yo creo es que tu amigo había tomado demasiado café de Sangron's. Ése sí que está envenenado! jajajaja

    Felicidades por tu blog. Qué bueno que te decidiste por fin a tomarlo en serio y en forma. Más vale tarde que nunca.;-P

    Como siempre, agudo y polémico en tus observaciones. Nomás por eso te voy a poner entre mis selectos links, jajaja

    Te mando un abrazo.

    Guillermo

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  2. Gracias por tu comentario, querido Memo, no hago más que seguir, muy atrás en el camino, el ejemplo que das. ¡Un abrazo muy grande!

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