viernes, 30 de enero de 2009

El SPC es como el cenote sagrado

Hace varios años leía sobre la belleza de Chichen Itzá, en cuyos terrenos se ubica el famoso cenote sagrado. Las revistas de turismo lo describían como un lugar de aguas transparentes donde se sacrificaban doncellas inocentes para alabar a los Dioses; leía que sus aguas eran misteriosas y hermosas. Cuando conocí dicho cenote, no vi más que un enorme pozo de agua verde, sucia y maloliente. Fue decepcionante; aunque la parte histórica la conserva, el cenote sagrado, en realidad, no es agradable al olfato.
Algo similar me ocurrió con el Servicio Profesional de Carrera: lo publicitan como una institución transparente, con igualdad de oportunidades para incorporarse al gobierno federal. Pero está muy lejos de serlo. Hace dos años rechacé una oferta de trabajo muy buena, de parte de un amigo mío, para ser parte del equipo de comunicación de un grupo parlamentario en San Lázaro. Preferí concursar por alguna plaza del Servicio Profesional de Carrera, ignorando que sus procesos delineados en la Ley del Servicio Profesional de Carrera y en su Reglamento, dejan huecos para abrir paso a una simulación grande y vergonzosa.
Durante año y medio me inscribí a no menos de 15 procesos en diversas dependencias y entidades; en por lo menos 12 llegué a ser finalista y fui entrevistado; en siete de ellas llegué como primer lugar e hice una entrevista con el Comité de Selección digna y de buen nivel, frente a preguntas y actitudes no pocas veces groseras y con preguntas fuera de lugar de parte de agunos integrantes de los comités. En todas las que no llegó el candidato interno (previamente designado con base en el artículo 34 de la Ley y debía refrendar su puesto) por incapacidad para aprobar exámenes técnicos o gerenciales, la plaza se declaró desierta: una nueva oportunidad para el candidato de la institución. En un concurso el candidato interno era Ingeniero en Electrónica, para un puesto de Director de Difusión en una entidad del sector Salud (díganme en qué parte del plan de estudios de esa carrera hay una materia dedicada a Prensa, Publicidad, Comunicación Social o alguna materia parecida); la convocatoria iba claramente dirigida desde el principio para favorecer a esa persona, entre las profesiones incluídas decía: "Ingeniería, en específico Ingeniería en Electrónica"... ¿así o más claro? Hice una excelente entrevista, tuve el mejor examen técnico y excelente promedio en el gerencial (hasta que le dieron un empujoncito al candidato a través de darle fecha de exámenes gerenciales posterior a la publicación de resultados del resto de los candidatos). El caso es que el Comité respectivo me dijo claramente: "es usted el mejor candidato, pero no podemos dar el mismo trabajo a dos personas". Un miembro del Comité Técnico, después de todo, mostró mayor valor y reconoció los errores del SPC. Me ofreció un cargo eventual, pero sin oportunidad de renovar contrato ni ser nombrado por artículo 34 para otra plaza; ésas ya están apartadas.
Los concursos del SPC son, simplemente, una forma de usar groseramente a la gente. Es el trámite más inútil que puede hacer un profesionista, si no cuenta con la designación previa, para incorporarse a la función pública. No quise incluir este trámite en el concurso del trámite más inútil porque sería de lo más inútil hacerlo: la dependencia que convocó a este concursoes la Secretaría de la Función Pública, la misma que opera el SPC, saquen sus propias conclusiones.
Este ejercicio de simulación existe en todas las dependencias, no hay excepciones, y se da para los cargos de todos los niveles. No hay igualdad de oportunidades como dice en su publicidad; eso es una mentira, y lo saben los funcionarios del más alto nivel en Los Pinos, quienes no hacen más que aprobar silenciosamente lo que en otro tiempo reprobarían. El nepotismo, el dedazo, el compadrazgo, el padrinazgo... los vicios de la administración pública priísta que tanto daño hiceron al país, están presentes en lo que debiera ser un gobierno basado en la honestidad. Esa palabra existe en el léxico gubernamental, pero encuentra un vacío en la realidad del SPC. Lástima. Una buena idea que se pudre en la práctica. El cenote sagrado y el SPC tienen en común que se publicitan como algo maravilloso, pero apestan.

1 comentario:

  1. Maestro:

    Está de la rechifosca eso del SPC. ¿Y por qué no lo metiste a lo del concurso del trámite más inútil?

    Me cae que hubieras ganado de calle.

    Deberías escribir tu experiencia como reportaje y mandárselo a los de la revista eme-equis para que te lo publiquen.

    Ésos sí se avientan.

    Abrazo y suerte.

    G.

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