lunes, 27 de julio de 2009

PARRAS, LA TIERRA DE MADERO


Un día fui a Parras, bonito pueblo de Coahuila... eso fue en 1990. Sí, ya sé, algunos burlones dirán que todavía ni uvas había por allá. Pero no me inmutan sus comentarios, total, siempre hay alguien más viejito que uno.

De allí anoté algunos renglones, que actualicé con pretexto de un artículo que me encargaron para una publicación...

Acá se los dejo para enriquecer su magra cultura y ya no anden buscando temas escabrosos en la red.



UN OASIS EN COAHUILA

Parras de la Fuente es tierra de vid y nogal, de manantiales y aroma a tierra mojada entre la fiesta de la vendimia.

Da click en la imagen para ver un excelente video de Parras.

A hora y media de Saltillo llegamos a Parras de la Fuente, un hermoso poblado en el sur de Coahuila, fundado hace 400 años con el nombre original de Villa de Santa María de las Parras.
En este pueblo mágico se respira un aire reconfortante y ligero, que da ánimos para caminar las hermosas calles, plazas, iglesias, museos y todos los rincones de genuina mexicanidad que hacen más placentera nuestra estancia.
El visitante aquí podrá sentirse muy cómodo en un clima privilegiado, con 28º C en verano y 10º C en invierno. De abril a octubre es la temporada de lluvias, tiempo en que los manantiales de sierras cercanas se revitalizan para entregar generosas dotaciones de agua a la región, convirtiéndola en un verdadero oasis en medio del desierto. Las vides y los nogales reciben así la fuerza para producir frutos de gran calidad, característicos de esta tierra de añeja cultura vitivinícola.

De la colonia a nuestros días
El capitán Antón Martín de Zapata y el sacerdote jesuita Juan Agustín de Espinosa fundaron Santa María de las Parras el 18 de febrero de 1598, luego de iniciar la evangelización de los lugareños. Tiempo después, el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo ordenó que un numeroso grupo de indígenas tlaxcaltecas fuera llevado a Santa María de las Parras, para trabajar en las tareas más fuertes de la villa.
En aquél tiempo, Parras también fue conocido por el nombre de Valle de los Pirineos, ya que le atribuían semejanza a esa región europea enclavada entre España y Francia. El símil lo se refería también a que ambas regiones son propicias para el cultivo de la vid y el olivo.
Desde los primeros días de su fundación, en Parras la tradición vitivinícola corrió entre las venas de sus habitantes de la forma en que los manantiales brotan agua en sus tierras. Aquí hay numerosas casas y bodegas dedicadas a la elaboración del vino. Entre las más importantes, las bodegas de Perote o del Marqués de Aguayo, así como Casa Madero en la Hacienda San Lorenzo.
Hasta 1785 Parras fue parte de la Nueva Vizcaya, cuando fue sumada a la provincia de Coahuila. En 1868 obtuvo el rango de ciudad, su nombre original cambió entonces a Parras de la Fuente, en honor a Juan Antonio de la Fuente, abogado saltillense defensor de México durante la invasión francesa.
Esta tierra también es fértil en hombres que han hecho historia en México. Es cuna de los hermanos Francisco Ignacio Madero y Gustavo Adolfo Madero, nietos del empresario Evaristo Madero e ideólogos de la lucha contra Porfirio Díaz. De allí que esta ciudad sea también parte de las celebraciones del Centenario de la Revolución.

Gran tradición en vinos
Parras se explica si consideramos como suya la historia de la producción de vinos en la región. Producido aquí desde el siglo XVI, el vino debe su arraigo a la introducción hecha por los religiosos, quienes recibieron la autorización de la Corona española para cultivar la vid; de esta forma contarían con vino suficiente para los servicios religiosos. Hoy Parras es una ciudad con más de 12 mil habitantes, dedicados a sacar el mayor provecho a la generosidad de este oasis. Su desarrollo agrícola lo coloca en los primeros lugares de la producción de vinos, aguardientes y licores; también aquí la industria textil especializada en la mezclilla tiene gran presencia, siendo considerada de gran calidad en el mundo entero.
Parras atrajo la atención de ciudadanos extranjeros, particularmente de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Grecia, que arribaron como asesores técnicos y vitivinícolas, dando origen a una interesante mezcla cultural y racial que ha dotado de un carácter especial a los habitantes del lugar. Su población indígena, principalmente rarámuri, es muy poca, equivalente apenas al 0.4 % del municipio.

Una de las casas vitivinícolas más importantes es Perote. El origen de su nombre es curioso. En 1593, don José Aslor y Virto de Vera, segundo marqués de Aguayo, obtuvo del rey Felipe II de España grandes extensiones de tierra en las cuales construyó la hacienda de San Lorenzo de la Laguna; aquí serían fundadas ciudades importantes de Coahuila, como Torreón; de allí viene la forma de identificar a esta región como comarca lagunera.
Después de varios dueños, Fernando Chapman, de origen inglés, adquirió el lugar y lo renombró como Perote, palabra que acuñó él mismo ante la dificultad de pronunciar Pedrote, apelativo dado por los lugareños a un bandolero asaltante de viajeros. Perote ya era resguardo de deliciosos vinos generosos, brandys y aguardientes de alta calidad que siguen siendo famosos en el mundo entero.
La antigua Hacienda de Perote sigue elaborando exclusivos vinos de mesa de excelente calidad, además del Sotol, que cuenta con Reconocimiento de Origen, combinando el servicio de hotelería en un sitio de descanso altamente agradable.
Por otra parte, Casa Madero fue fundada a finales del siglo XIX por don Evaristo Madero Elizondo en las instalaciones de la Hacienda de San Lorenzo, ubicado a 8 kilómetros de Parras de la Fuente; ésta es la primera vitivinícola de América Latina; inició actividades en 1597, gracias a la visión de Don Lorenzo García. Es una de las empresas vitivinícolas más importantes de América.
Sus cosechas han dado origen a algunos de los vinos más famosos del mundo como el Cabernet Sauvignon, mismo que puede degustarse en el Museo del Vino. Las mejores épocas para cultivar la vid son la primavera y el verano, ya que los campos crean verdadero vergel.

Deliciosa caminata
Parras es un lugar reconfortante. Transitar sus calles, monumentos, campos de nogales y vides es un hecho que debe guardarse para siempre en la memoria.
Los lugares obligados para visitar son la Hacienda de San Lorenzo, cuyas enormes paredes reciben a los visitantes al entrar a la ciudad, rodeada de sus bellos jardines y verdes viñedos que conservan la esencia y tradición vinícola parrense. Fundada en el siglo XVI, aquí se establecieron las primeras bodegas de vino producido en América. Actualmente es sede oficial de la Casa Madero, productora de los vinos más famosos de Parras, reconocidos en todo el mundo.
Las bodegas del Vesubio conservan el linaje italiano mezclado con las bondades de esta tierra para dar origen a buenos vinos de mesa y de consagrar.
Entre la arquitectura religiosa sobresalen la Iglesia y Colegio de San Ignacio de Loyola, construido en 1607; alberga un bello altar cubierto con polvo de oro. Aquí está tambien el Archivo Matheo y se resguardan pinturas del siglo XVII.
La Iglesia de Santa María de las Parras, de 1648, es una parroquia con estilo neoclásico que conserva en sus muros el Acta de Fundación de la ciudad.
El santuario de Nuestra Señora de Guadalupe es una obra del siglo XVI. La capilla del Santo Madero, construida entre 1868 y 1880, se ubica en la cima del cerro del Sombreretillo.
Otros atractivos son el Palacio Municipal, que resguarda murales donde se narra la historia del lugar, la Casa de la Cultura que alberga algunas pertenencias de Francisco I. Madero, la Casa del Abuelo, la Plaza del Reloj, la alameda y los acueductos.

La fiesta de la vendimia
El 10 de agosto, día de San Lorenzo, la Fiesta de la Vendimia es organizada por Casa Madero, la bodega vitivinícola más antigua del continente americano.
Comienza al caer la tarde del día anterior, con una multitud compuesta por habitantes de Parras y visitantes de poblaciones aledañas. En la plaza principal de la Hacienda San Lorenzo se presentan vistosas danzas de matachines, durante varias horas. Cabe señalar que esta danza es de origen tlaxcalteca, y fue llevada a Parras por los indígenas que mandó llevar el virrey Gaspar de Zúñiga durante la Colonia. Los danzantes visten camisas de color, túnicas largas, adornadas con franjas de flecos de carrizo. Lucen tocados con penachos de plumas de gallina pintados con los tres colores nacionales, y velan parte del rostro con flecos de chaquira. Los huaraches son de suela de madera, para que los golpes de sus pies se oigan más fuertes y rítmicos. En una mano empuñan la maraca y en la otra un arquito de madera que simulan disparar. Al ser completa la oscuridad, ascienden a un cerro, coronado por una ermita, y desde allí baja cada uno portando una antorcha, lo que produce la impresión de ser un gusano luminoso que desciende la cuesta. Al llegar continúan danzando, acompañado el baile con tambores a la luz de fuegos pirotécnicos con bengalas policromas.
La Fiesta de la Vendimia continúa por la mañana con una misa; después el párroco recibe a la Reina de la Vendimia y a Baco, el dios helénico del vino, quienes llegan al frente de charros y danzantes. Hay lectura del Salmo 104, el cual hace alusión al vino, que alegra el corazón del hombre. En seguida, bendice los racimos de uvas vendimiados días antes, y luego dos o tres jóvenes proceden a pisar los racimos, para recordar el antiguo método que permitía extraer el jugo de las uvas, primer paso para obtener el mosto, que luego fermentaría y quedaría convertido en vino. Es un espectáculo que combina mitología, religión y folclor, con un colorido inolvidable. Más tarde el centro de atención es la Casa Grande, mansión solariega de Casa Madero. Aquí un grupo de jovencitas vestidas de vendimiadoras, es decir, quienes cosechan los racimos en el viñedo, arrojan docenas de estos racimos a la multitud.

Por la noche hay una audición musical con cantantes a ritmo de mariachi. Al finalizar las luces multicolores de la pirotecnia nos recuerdan que es el momento de partir, para seguir disfrutando del cálido ambiente de Parras, oasis del desierto coahuilense.

¿Con "I" o con "Y"?
El nombre del ex Presidente de México, nacido en Parras, se escribe: Francisco Ygnacio Madero.Las imágenes de su acta de nacimiento y de su fe de bautismo aparecen en el sitio http://www.bicentenario.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=151
Ésta es parte de la página oficial de los festejos de los 200 años del inicio de la Independencia y 100 de la Revolución.

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